Amor Frío
Desde que has marchado, el universo ha ido tomando extrañas manifestaciones que me hacen dudar de mis cinco sentidos y de mi cordura, lo imposible sucede, lo obligado, no.
Hace frío acá, este año la primavera -en su coche de alegría- ha puesto la reversa, el invierno vuelve y trae hojarasca pútrida.
¿Qué pasó con los frágiles, pero fragantes clarines?
El aroma a flores -de tu dócil y lujurioso cuerpo- a cedido su lugar a un olor a olvido, que todo lo invade, fétido, pringoso, odioso.
De sur a norte sopla un viento negro, malhumorado, torpe, que desafía a los ingenuos gorjeos primaverales del calendario, trayendo nubes delirantes y delincuencial lluvia destrozadora de esperanzas.
Aquí, en la rama de nuestro árbol hay escarcha. Tú y yo determinamos su alto y antinatural horizontalidad. Tú apoyada en ella, yo dentro de ti. Árbol, tú y yo fuimos uno, como es el cosmos eterno e infinito.
Tengo sed de tus generosos pechos con sus apretujados botoncillos que mi lengua ansía recorrer y mis manos apretujar. Tu rojo clavel secuestraste de mi lado, fuera del alcance de mis ojos, de mis oídos, de mis diestros dedos, de mi boca de, mi lengua y de quien anhela nuevamente introducirse en él a deleitarse con su aroma a cambio de su generoso río lácteo. El deseo me consume, me corroe el alma, me provoca espasmos visuales, infartos sentimentales, trombosis oníricas y coágulos mentales.
Devuélveme mi última primavera, tú tienes muchas por delante, yo no. Ese invierno entró en mi alma, la oscureció y nunca jamás permitirá nuevas estaciones portadoras de flores. Seré un caminante en la noche más oscura, sin estrellas ni luna, ni croar de ranas ni canto de grillos junto al camino. Yo no cantaré cuecas.
A ti no te hace tanta falta, échala en una carta, ¡no!, envíala por e-mail para que me llegue al instante.
Cuando la reciba, imaginaré que has vuelto a mí con tus ventanas abiertas de par en par. Entraré por ellas con un revoloteo de ruiseñores, con un cantar de Vía Láctea y escucharé la fantástica sinfonía de amor estelar de nuestro universo.
Después, no habrá después.
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